Texto y foto de Isabel Cebrián

Alfonso Zapico recorre en estos días ciudades españolas y localidades asturianas presentando ‘La balada del norte‘, su obra más ambiciosa después del ‘Dublinés‘ que le valió en 2012 el Premio Nacional de Cómic. Se trata del primero de dos tomos de una obra que apunta tan alto como la biografía del escritor irlandés y tras sus siguientes cómics, ‘La ruta Joyce’ (Astiberri, 2011) y ‘El otro mar’ (Astiberri, 2013)– supone también una aproximación a un tema más personal y cercano a España y al contexto del autor, que ha ambientado la obra en su región de origen y para construir la historia se ha valido de sus lazos con el mundo de la minería. De las motivaciones, del proceso documental y creativo, y del esqueleto de la historia, dialogó en Zaragoza el pasado jueves, 9 de abril, con el editor de Astiberri, Fernando Tarancón, en una presentación organizada por Librería Cálamo.

‘La balada del norte’ nos lleva a Asturias en la Segunda República. Una época de crisis y cambio en España que en las cuencas mineras -lugar de nacimiento de Zapico, que es natural de Blimea, en el valle del Nalón- se vivió con especial intensidad y violencia. El dibujante parte, como resaltó el editor, “de un contexto sociopolítico muy claro”: las huelgas mineras de 1934 que como Enric González destaca en el prólogo, fueron en la práctica “el inicio de la Guerra Civil (…) el rival político se convirtió en enemigo y acto seguido en alimaña, en bestia que se debía exterminar”.

Y sin embargo, no es una obra tan basada en el dato histórico y la biografía documentada, como ocurría con ‘Dublinés’. Aparecen fechas, lugares y personajes reales, pero en este caso, Zapico ha creado un coro de personajes ficcionados cuyos periplos se cruzan en la mina de Montecorvo -el marqués y el capataz, el ingeniero y la criada, el juez y el director de un periódico sindical-. Deliberadamente, el autor se aleja del “mito” y parte de lo cotidiano para componer esta historia que desemboca en los días de la revolución, y que nos pone en contexto para lo que ha de venir en el segundo tomo. “Quiero que al llegar al segundo libro y a los días de la revolución, el lector haya entendido las motivaciones de cada personaje”, explicaba Zapico.

Para el autor, afrontar estos hechos históricos desde su residencia actual en Francia ha resultado más sencillo que haberlo hecho ‘en casa’. “Todo se ve mejor de lejos, ahora ya puedo enfocar”. A pesar de haberse instalado en Angoulême, sigue vinculado al territorio y a la realidad, y sentía la necesidad de reflejar en sus cómics “una sociedad que justo ahora desaparece”. “Con las huelgas mineras de 2012 se llega a un punto de no retorno para los valles mineros de Asturias”, explicó. Y en la obra ha querido reflejar los cambios políticos, las luchas sindicales, por considerarlas “uno de los capítulos más dignos de nuestra historia del movimiento obrero, que parece no tener ya lugar en la sociedad de hoy”. Una historia con la que, sin embargo, Zapico se siente, como parte de la generación nacida a principios de los 80, en deuda, “pues somos la primera generación que ha podido elegir dónde vivir, dónde estar, que profesión desarrollar”.

‘La balada del norte’ es todo un hito en la carrera brillante de Zapico, que con su dibujo detallado, preciso y muy expresivo, y su capacidad documental y narrativa, ha ido construyendo una importante bibliografía que va a seguir creciendo; la segunda parte de ‘La balada del norte’, en la que Zapico está trabajando ahora, tiene prevista su aparición para 2016.